Siento que soy yo la que tengo que daros las gracias a vosotras, a todas vosotras. A todas las madres que han pasado por mi vida. Me habéis enseñado a entenderos, a saber que la crianza no es fácil y que somos muchos los que opinamos, los que os damos consejos y os decimos lo que tenéis que hacer sin pensar que la crianza es dura, que la educación de los hijos no es fácil y que a esto no se aprende solo con quedarte embarazada. Me habéis enseñado que la teta cuesta y que necesitáis ayuda y comprensión, sobre todo mucha compresión. Que el embarazo no es todo color de rosa y que hay muchas cosas que nadie te cuenta. Que cuando vuelves a casa con tu peque las cosas no son como en los cuentos.
Vosotras decís que habéis aprendido de mi, pero no sabéis, cuanto he aprendido yo de todas vosotras. Todas me habéis enseñado algo. De todas guardo un poquito en mi corazón porque os habéis convertido en parte de mi vida. Os he apoyado en la decisiones que habéis tomado porque creo que eso es lo que debemos hacer las matronas. Han sido vuestras decisiones, porque en esto de la crianza solo vosotras y vosotros podéis decidir aquello que queréis para vuestras familias. Ese era mi objetivo y creo que lo he logrado.
Cuando me decís todas esas cosas bonitas que vosotras me habéis dicho, la sensación que experimento no tiene palabras. No hay dinero en el mundo para pagar ese sentimiento tan maravilloso que se experimenta cuando las personas para las que trabajas reconocen el trabajo que las matronas hacemos con toda la ilusión del mundo. Un trabajo que mas que un trabajo casi es una forma de vida. No podríamos entender la maternidad si no nos implicáramos con cada una de las mujeres que acuden a nosotras.
Muchas gracias a todas por hacer que este trabajo, mi trabajo, sea el mejor trabajo del mundo.